La importancia de comenzar

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El comienzo del año supone la proyección de nuevas metas en nuestras vidas. Es un momento propicio para soñar, planificar y plasmar, pero lo más importante, materializar todo aquello por lo que luchamos día a día. Al comenzar un año nuevo se abre una nueva danza, nos esperan cambios. Pero, ¿Cómo manejarlos?, ¿Qué actitud escoger para abordarlos?

Como bien sabemos, toda vida comprende un ciclo: nacemos, crecemos, nos reproducimos y nos transformamos. Por igual, las células, los átomos, la energía… continuamente se transforman. 

Nuestro mundo está en constante movimiento, y para estar en armonía con él conviene que los cambios en nuestra mente y cuerpo fluyan a su ritmo. Así como existe el blanco y el negro, también las diferentes tonalidades de grises. La flexibilidad y resiliencia nos permiten ver con claridad cada tonalidad y obtener el mayor provecho de ellas. 

Todo cambio puede producir estrés, sin embargo, está en nuestras manos cómo los manejamos y enfrentamos.  

La vida nos ofrece dos opciones: vivirla plenamente o soportarla. 

Vivirla nos permite ser responsables y accionar. Soportarla nos convierte en víctimas de lo que suceda, sin importar qué queremos.  

Es importante recordar que se crece en la medida que aceptamos y agradecemos todo aquello que nos sucede. Evolucionar es un reto diario, un avanzar fluyendo con los cambios y evaluando las metas propuestas. 

Comenzar el año blindando tu cuerpo para el futuro es la mejor apuesta que podrás hacer para tu bienestar, solo con un cuerpo y mente fuerte podrás hacer frente a todo lo que pueda llegar.

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